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La construcción del personaje único desde su funeral

Actualizado: 2 may 2020

Si se observa el cine moderno desde Deleuze, hay quien afirma que «se ha constituido […] como un campo de elaboración […] por su capacidad para crear nuevos lazos entre el hombre y el mundo» (Álvarez, 2011: 6). Esta vía de experimentación emocional no reúne en sus líneas a muchos autores, ya que el cine que explora es uno sosegado: construir una vida desde la pérdida o el vacío requiere tiempo, duelo y espacio.


Paolo Sorrentino es uno de aquellos que exploran este cine tan complejo. Los matices y rasgos presentes en su obra permiten recrear la ilusión de un funeral, aunando una puesta en escena bellísima junto a un conjunto de palabras apenadas que toman los diálogos de sus personajes. Este acto social, como el propio Jep Gambardella menciona en La gran belleza (La grande bellezza, Paolo Sorrentino, 2013), se nutre de que el “público”, como él define a los asistentes, actúa; son parte de una gran puesta en escena.



De hecho, si se retoman las reglas de un funeral –a las cuales nuestro protagonista alude–, se debe tener muy presente la ausencia de niños y/o jóvenes. La inocencia de estos, su desconocimiento de la muerte se intenta preservar; a ellos se les priva del duelo. Los personajes de estas características, escasos en las obras de Sorrentino, llaman la atención debido a que su ingenuidad acaba siendo ahogada. Este planteamiento se explicita en La Gran Belleza con Carmelina, que es forzada a expresar su rabia e infelicidad a través del arte; y Andreas, quien acaba suicidándose, pero también en Un lugar donde quedarse (This Must be the Place, Paolo Sorrentino, 2011) Mary no sabe cómo actuar ante la desaparición de su hermano, el cual también supone esta ausencia de juventud; y Desmond es definido por Cheyenne como “un chico triste”. A ninguna de estas identidades se le ha permitido vivir en la niñez, sino que se han visto arrastradas en el mismo envejecimiento interior que el resto de personajes. Con tal fuerza se muestra esta doblegación que la enunciación los llega a encuadrar como indecentes, dementes y pesarosos.



Permaneciendo en el concepto de los velatorios, es obvio que hay un único protagonista; es aquí pues, cuando aparece el concepto de personaje único. Sorrentino crea una figura característica la cual en todas sus obras sufre de aquello que Silvia Ponce describe como «catatonia existencial», y es que «todos ellos [los personajes de Sorrentino] padecen un cierto envejecimiento, están fatigados, sus cuerpos cansados, se mueven lentamente, son incapaces de la acción» (2018: 185). La inhabilitación de actuar se ve claramente expuesta en situaciones de la propia narración: a Cheyenne se le ofrece ser productor de un grupo musical; a Jep se le pide seguir escribiendo desde la alta sociedad; y Fred en La juventud (Youth, Paolo Sorrentino, 2015) recibe la oferta de llevar a cabo la actuación de una de sus piezas ante los príncipes de Inglaterra. Sin embargo, todo ellos son incapaces de responder al estímulo. Deleuze expresa la falta de interés diciendo que no creen en los acontecimientos que les suceden; no se sienten lo suficientemente atraídos por el amor o la muerte, como si solamente les «concernieran a medias» (1987: 229).


Este personaje único dispone de una puesta en escena bella a su alrededor, de tal manera que necesita sentirse parte de ella. La enunciación retrata esta exigencia propia de enmascararse en la sociedad desde la presentación del personaje. Jep Gambardella preside su elocuente y grandiosa fiesta de cumpleaños desde las sombras mientras la cámara muestra durante minutos rostros que de alguna manera pretenden construir narrativamente las expectativas del personaje. Cheyenne, por su parte, se esconde tras un maquillaje que lo hunde al mundo del espectáculo. Esta necesidad que tiene el personaje único a generar puntos simbólicos se da por la falta de identidad. Esta construcción narrativa es potenciada en Cheyenne gracias a la cultura pop, de quien él es parte innegable por sus experiencias pasadas ya que la identificación en su máxima llevó al suicidio de dos jóvenes; por su forma de expresarse; y sus referencias sociales (como Lady Gaga o bandas de música). Que el propio título de la película se trate de una canción solo potencia esta visión.



Retomando la idea de que el personaje encarnado en las obras de Sorrentino se enfrenta a su propio funeral, existen dos elementos que conforman esta concepción del espacio. El primero de ellos, la puesta en escena, «el texto que concretiza y actualiza la situación de enunciación y los enunciados de un texto dramático» (de Toro, 2008: 91). En la obra de este autor se presentan decorados ensalzados: Roma como ciudad, un hotel como vivienda o una estancia paradisiaca en los Alpes. Incluso en Un lugar donde quedarse se potencian los colores y las travesías entre localizaciones. Cada obra individual potencia un aspecto de la puesta en escena sobre los demás, véase la localización en La Gran Belleza, el atrezzo en Las consecuencias del amor (Le conseguenze dell’amore, Paolo Sorrentino, 2004) o la actuación en Un lugar donde quedarse.


Esta última lleva la actuación a un nivel más escénico. Toda la puesta en escena se planifica como un disfrute al público. Se plantean situaciones continuas donde los personajes se sitúan ante los decorados y el atrezzo en una disposición completamente teatral, donde la importancia reside en ser captados por la cámara –instancia enunciativa– en lugar de servir a la narración. Analizando un plano que utiliza el travelling in, se observa a Mary esperar pacientemente a que la cámara se acerque a ella; similar a uno donde Desmond parece dirigirse y expresar sus sentimiento directamente a cámara.



El segundo elemento que conforma el funeral de los personajes de Sorrentino reside en los diálogos. Es gracias al elemento de personaje único que permite afirmar que los diálogos se pueden intercambiar y alternar en sus historias. La metadiscursividad de estos pone en alza la consciencia del autor sobre su obra: el padre de Cheyenne en un momento concreto llega a expresar que la peor manera de morir es seguir viviendo.


Figura 9. Las consecuencias del amor.


Figura 10. Las consecuencias del amor.


Figura 11. Un lugar donde quedarse.


Figura 12. Un lugar donde quedarse.


Figura 13. Un lugar donde quedarse.


Figura 14. Un lugar donde quedarse.


Figura 15. La gran belleza.


Fernando Álvarez responde ante la ruptura del hombre con el mundo con una solución que pasa «por la necesidad de creer en el mundo, de acuerdo con un nuevo punto de vista por el cual se desplaza la problemática» (Álvarez, 2011: 16). Se puede decir pues, que Sorrentino presenta un funeral a un punto de vista, aquel mediante el cual los personajes atienden al personaje único. Este cambio de creencia hacia una perspectiva de problemática diferente consiente que no sea una muerte figurativa de la persona. La metamorfosis también es visible en la contraposición que presenta desde un principio entre los títulos y su contenido, que permite investigar sobre la doble naturaleza del propio funeral (la parte bella –los títulos– y la parte afligida –la historia real–). La excepción que permite analizar esta teoría es Las consecuencias del amor, ya que en esta película el personaje sí muere. Titta di Girolamo acepta su destino, el cual se da por no comprometerse a creer en el vínculo que hay por recuperar. La culpa y peso de ello se hace más notorio a través de un plano secuencia.


Figura 16. Las consecuencias del amor.


 

BIBLIOGRAFÍA


Libros

  • Deleuze, G. (1987). La imagen-tiempo. Estudios sobre cine 2, Barcelona: Paidós.

  • De Toro, F. (2008). Semiótica del teatro: del texto a la puesta en escena, Buenos Aires, Galerna.

Artículos de revistas

  • Álvarez Asiáin, E. (2011). Cuaderno de materiales. La cuestión ética de la creencia en el mundo a través del cinematógrafo, núm. 23, 5-23.

  • Ponce Beniuc, S. (2018). AURA. Revista de Historia y Teoría del Arte. Paolo Sorrentino. Creer y hacer creer en el mundo, núm. 8, 183-196.

Filmografía

  • La gran belleza (La grande bellezza, Paolo Sorrentino, 2013).

  • Las consecuencias del amor (Le conseguenze dell’amore, Paolo Sorrentino, 2004)

  • Un lugar donde quedarse (This Must be the Place, Paolo Sorrentino, 2011).

  • La juventud (Youth, Paolo Sorrentino, 2015).

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